Estamos en la High Society de los aceites. Se trata de un aceite procedente del Arbol de Té originario de Australia, de la destilación de sus hojas. Además de ser muy aromático por lo que se utiliza en gastronomía, realmente es un clásico para el tratamiento de hongos, bacterias y toda clase de infecciones dermatológicas.
¿De dónde procede el Arbol de Té?
Pues, tirando de la historia vemos que realmente no tiene nada que ver con el té, pero sí con el Capitán Cook, marinero inglés que llegó a las islas que llevan su nombre y a Australia y que, por cierto, le costó sangre, sudor y lágrimas y algún que otro fusilamiento, el que sus marineros volvieran a la fría y tediosa Inglaterra y, sobre todo, dejar de lado a las bellísimas y encantadoras mujeres que les trataban como a parientes de la divinidad. De hecho muchos se escondieron por las islas y jamás volvieron.
Pues, volviendo al tema que nos ocupa, creo que sólo había una cosa que los marineros echaban de menos de la vieja Inglaterra, ¿lo podéis adivinar? Pues sí, el té. En su desesperación probaron a hervir las hojas de este árbol y funcionó, por lo que lo bautizaron como Arbol de Té, en realidad (Melaleuca alternifolia) .
Este aceite ya era utilizado por los habitantes de Australia para tratar los problemas de la piel, alergias, incluso los problemas respiratorios.
Es un gran repelente de piojos, pulgas, garrapatas..
ANTIFUNJICO, Ayuda a proteger la piel frente a infecciones por hongos, como el pie de atleta o la caspa. El aceite esencial de Árbol de Té es además un buen aliado contra el olor de pies.
ANTISÉPTICO: Ayuda a mantener limpia y protegida la piel, conservando su equilibrio natural, previniendo imperfecciones y consiguiendo tonificarla, por lo que es ideal para todo tipo de pieles, en especial pieles con tendencia acnéica.
CALMANTE: Alivia la piel irritada, siendo recomendado después del afeitado, tatuajes o tratamientos estéticos, como láser o fotodepilación. Tomar baños y darse masajes con este aceite ayuda, también, a aliviar los dolores provocados por la artritis.
Debido a sus propiedades antisépticas, antibióticas y antiinflamatorias, este aceite resulta especialmente indicado para el tratamiento de las afecciones que vamos a enumerar, siendo perfecta la combinación del aceite con el jabón de glicerina.
En Isabel Riesgo teníamos muy claro que no podíamos pasar por alto todas estas propiedades, por lo que creamos nuestro jabón de glicerina enriquecidos con este maravilloso aceite. El resultado no deja de ser espectacular.
Especialmente recomendado para épocas del año más calurosas en las que tenemos que prestar una especial atención al olor corporal, incluidos los pies, ya que este olor está básicamente producido por la proliferación de bacterias en el caldo de cultivo que es el sudor.
Abcesos, acné, artritis, callos, Candidiasis vaginal (chicas! Jabón ideal para zona íntima), dermatitis, dermatitis del pañal (ojo mamis! Perfecto jabón para el bebé), hermorroides, lavado de heridas, herpes genital, hongos en las uñas, moratones, pie de atleta, pies sudorosos, quemaduras, reumatismo, sabañones, sarna, varicela, verrugas..